Astrid Wagner (IFS) compartió su conocimiento científico en la conferencia “Fake News y la cultura de desconfianza” con el personal del Centro de Ciencias Humanas y Sociales
La científica titular del Instituto de Filosofía del CSIC, Astrid Wagner, impartió una charla entre sus compañeros del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) titulada “Fake News y la cultura de desconfianza”. La conferencia estaba enmarcada en el Ciclo de Conferencias “Entre nosotros”, una iniciativa recogida en el Plan de Calidad del mismo centro que pretende fomentar los vínculos entre los miembros de la organización compartiendo los resultados de la actividad investigadora.
Wagner comenzó el acto explicando el porqué de la investigación sobre las "Fake News" en el campo de la filosofía, justificando dos motivos: reflexionar de una manera crítica sobre nuestra forma de vida y de estar en el mundo, y aclarar conceptos clave en nuestra interacción con el mundo y nuestros congéneres. Cuestiones que, especifica, se estudian en la filosofía práctica, que incluye la ética y la filosofía política, y la teorética, que comprende la epistemología y la teoría de conocimiento, en la que entra en juego la filosofía del lenguaje.
La filósofa aclaró la confusión existente acerca de la concepción sobre “Fake News”, ya que su traducción al español, “noticia falsa”, no es apropiada, pues cabe el error humano al elaborar una noticia. Para ejemplificar con un paralelismo el concepto, se refirió a las falsificaciones de las obras de arte que pretenden ser originales, pero no lo son, surgiendo el principio de autenticidad, la diferencia entre lo original y su imitación. Así, puntualizó que la acepción certera sobre el término Fake News hace alusión a aquellas noticias que fingen ser originales, verídicas, y en las que su autor está impulsado por intereses particulares y tiene una determinada intención, la cual nunca es inocente. Esas noticias, afirmaba, suelen jugar con instintos muy básicos de las personas: el miedo, la rabia y el odio. Concluyó que este término, realmente, trata de la presentación deliberada de contenidos falsos y engañosos como noticias con la intención de crear determinadas creencias.
Por otra parte, distinguió dos niveles en cuanto a la intencionalidad que tienen los creadores de Fake News. Por un lado, los intereses directamente conectados con el contenido del mensaje; por otro, el esfuerzo de crear y fomentar un ambiente de sospecha y de desconfianza que llevaría a una indiferencia acerca de la veracidad del contenido.
Así mismo, enumeró las temáticas por las que circulan una gran cantidad de este tipo de “noticias”: política, ciencia y tecnología, economía y negocios, terrorismo y guerra, medicina y entretenimiento. Precisó que, este tipo de noticias, no se han originado recientemente, puesto que siempre han existido los bulos.
La conferenciante reseñó que las noticias engañosas e intencionadas que se difunden hoy en día se caracterizan por la elevada velocidad de propagación de la información y la experiencia con las tecnologías de la información y el conocimiento, cambiando las formas de vida, nuestras imágenes del mundo y, con ellas, la experiencia humana; e indicaba que las prácticas actuales con la tecnología modifican las normas incorporadas en ellas.
Matizó que vivimos en un entorno tan profundamente digitalizado, que la tecnología se ha convertido en un factor que condiciona de una manera cada vez más determinante quiénes somos, cómo pensamos, percibimos y sentimos. En sus palabras, el mundo virtual se ha convertido en parte integral del mundo de la vida.
Subrayó que los cambios de la cultura de la comunicación impulsados por Internet son complejos. De un lado, la red social tiende a igualar a todos; de otro, abre la puerta al populismo, a la manipulación de las opiniones a través de los falseamientos de datos y exageraciones. Especificaba que la técnica que se usa es publicar noticias llamativas que juegan con emociones y prejuicios latentes. Noticias extrañas, exageradas y radicales que más atención susciten.
Wagner alertó de que los grandes periódicos ya no son los referentes para consumir la información, si no los canales informales, como YouTube, Twitter y Facebook, plataformas donde se busca atraer la atención con lo extravagante, radical y violento, alcanzado más audiencia.
A propósito de otras investigaciones, citó dos estudios. Uno de ellos es el estudio The spread of true and false news online, publicado en el año 2018, en el que se analizaban las noticias difundidas a través de Twitter y se descubrió que las Fake News se distribuyen hasta cien veces más rápido que las verdaderas y que, en general, las falsedades tenían un 70% más de probabilidades de ser retuiteadas que las veraces. El otro análisis, sobre páginas en Facebook, constata que las mentiras se leen y comparten más cuanto más refuerzan nuestros propios puntos de vista. En vez de contrastar, se busca confirmar la perspectiva y los prejuicios propios.
La investigadora del CCHS avisaba de que en el mundo de las Fake News están en juego los derechos de las personas, que se sienten lesionadas por esas informaciones falseadas. Además, anunciaba el limbo en el que nos encontramos, sin una regulación jurídica eficaz.
Comentó que estas informaciones constituyen un fenómeno novedoso en la medida en que los rasgos sistémicos inherentes al diseño de los medios y los canales a través de los cuales se difunden, aseguran, justamente, su proliferación. Seguidamente, describió dos mecanismos, “las cámaras de eco” (entornos en los que se refuerzan las convicciones y actitudes, y se estrechan las correspondientes visiones del mundo debido al intercambio, casi exclusivo, entre personas con ideas afines) y “los filtros de burbuja” (algoritmos que usan los historiales de búsqueda para proporcionar información personalizada). El primer modelo, lo vinculaba estrechamente con la “polarización de grupo”, es decir, con el fenómeno de que las opiniones de los individuos son más extremos después de ser debatidas en un grupo de personas con ideas afines. Puso de ejemplo a los seguidores de ciertos partidos políticos, los cuales se comunican casi, exclusivamente, entre ellos.
En la segunda parte de la conferencia Wagner alertaba sobre los efectos que las Fake News tienen en el ámbito político y la participación ciudadana. También describió el papel de las ciencias frente a la producción masiva de noticias falseadas y señaló la importancia de la confianza para cualquier práctica social y cultural. Por último, subrayaba que el ambiente de desconfianza que se ha ido generando en ciertos ámbitos de la vida social y, sobre todo, en la esfera pública, se debe a ciertas estrategias de manipulación que se sirven de argumentos escépticos y relativistas –de una nueva retórica de la duda. Son estrategias que, manifestaba, socavan el fundamento de nuestro conocimiento, las convicciones y las creencias básicas que forman nuestras imágenes del mundo y que se nutren, entre otros, de los logros culturales (científicos, morales y sociales) de nuestras sociedades.
Tras los conocimientos que Astrid aportó, nos queda hacer una reflexión autocrítica sobre estas cuestiones abordadas, e inexorablemente, cuestionarnos de dónde procede la noticia, quién es la fuente y cuál es su intención.
Esta ha sido la tercera charla perteneciente al ciclo de conferencias "Entre Nosotros", cuyo propósito es dar a conocer al personal del CCHS las actividades y proyectos que llevan a cabo sus investigadores. Y próximamente, la Unidad de Divulgación, Cultura Científica y Edición Digital del CCHS, coordinará la celebración de la siguiente charla con la participación de la Biblioteca Tomás Navarro Tomás.
Por Aintzane J. Rodríguez