Entrevista | Echeverría: "Ortega estaba fascinado por Leibniz como científico y como filósofo"

Echeverría: "Ortega estaba fascinado por Leibniz como científico y como filósofo"

El filósofo y matemático del CSIC publica una nueva edición del libro de Ortega y Gasset ‘La evolución de la idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva’, que muestran el trabajo minucioso del filósofo español

El investigador del CSIC Javier Echeverría, del Instituto de Filosofía del CSIC, ha buceado en la obsesión de Ortega y Gasset con el pensador, matemáticos y científico alemán Leibniz, uno de filósofos más influyentes de la edad moderna. Echeverría acaba de publicar una nueva edición de La idea de principio en Leibniz y La evolución de la teoría deductiva (Editorial CSIC), libro en el que Ortega muestra su esfuerzo por desentrañar algunos conceptos clave del pensamiento del alemán.  Esta edición incluye manuscritos inéditos y casi 600 notas de trabajo de Ortega. Es una ventana al minucioso modo de trabajar de Ortega cuando preparaba grandes obras filosóficas.

Pregunta: ¿Qué supone esta nueva edición para el ámbito de la filosofía?

R: En primer lugar, muestra que hay obras filosóficas escritas en lengua española que son muy relevantes en la historia de la filosofía. En este caso este libro de Ortega es una de las grandes obras del siglo XX de toda la filosofía mundial.

P: La novedad de esta edición son las casi 600 notas de trabajo inédito de Ortega.

R: Muestran cómo trabaja Ortega. Todos sabemos que Ortega es un gran escritor, un gran conferenciante, un intelectual de prestigio muy influyente, pero no se había visualizado que trabajaba muchísimo. Ortega se había ocupado de Leibniz toda su vida y entonces decidió sacar una gran obra sobre Leibniz; previó tres volúmenes, pero solo pudo publicar el primero por problemas de salud. En estas notas se transluce lo que Ortega iba a decir en los otros dos volúmenes.

P: Ortega anotaba sus libros profusamente.

R: Otra novedad es que incorporo las notas marginales que Ortega escribía en los ejemplares de los libros que consultó para escribir su Leibniz. Ortega primero leía, anotaba en los márgenes y algunas de esas notas las desarrollaba en hojitas pequeñas, y muchas las pega al manuscrito. Ortega corrigió muchísimo, era extremadamente minucioso, y esta es quizá la novedad principal del libro. Todo el mundo dice que Ortega era un tipo brillante, con sentido del humor, un intelectual clásico; yo quiero mostrar que los intelectuales son tan trabajadores como los científicos y cuando investigan lo hacen a fondo.

P: ¿Cuál es esa “idea de principio en Leibniz” que da nombre al libro?

R: Los principios son un tema muy filosófico: está el principio de no contradicción de Aristóteles, el principio de razón suficiente de Leibniz, el principio de identidad, de lo mejor. Leibniz tiene la peculiaridad, y por eso se interesa Ortega en él, de que es el filósofo que más reflexionó sobre los principios. Normalmente un filósofo pone uno o dos principios como máximo, como hizo Aristóteles, pero Leibniz maneja diez principios y todos de gran envergadura y eso le produce fascinación a Ortega, que es un pensador de un único principio, es monista; Leibniz es un pluralista.

P: ¿En qué consiste la noción de principio?

R: La noción de principio es una noción filosófica, los científicos trabajan con axiomas, postulados y leyes, mientras que los filósofos reflexionan sobre los principios. Ortega considera que la noción de principio es la clave del pensar filosófico, mientras que el pensar axiomático es lo propio de la ciencia. Aunque se ocupa de las dos, porque también trata los principios científicos como el principio de incertidumbre de Heisenberg. Este es un principio científico, pero de una importancia filosófica incalculable, porque pone en cuestión la observación de los fenómenos a escala cuántica, y a Ortega esto le pareció fascinante.  Esta es la segunda vertiente del libro, Evolución de la teoría deductiva, no solo principialismo en Leibniz sino evolución de la teoría deductiva.

P: Ortega propone su propia teoría del conocimiento científico inspirándose en Leibniz, pero con la intención de confrontar su teoría ¿Se opone a él o lo admira?

R: Ortega admira a Leibniz, le parece un pensador extraordinario. Leibniz fue el primer físico que habla de dinámica y no solo de estática, hizo una teoría del origen de la Tierra, etc.  Estaba fascinado por Leibniz, pero estaba en desacuerdo con él filosóficamente, porque formula un montón de principios; porque para Leibniz lo importante en filosofía no son los principios sino los finales, las consecuencias. En ese sentido es muy científico, funciona mediante el modo de pensar científico. Y el libro de Ortega es todo sobre modos de pensar, científico, artístico, filosófico, jurídico…

P: Ortega no aborda los dos temas principales de Leibniz: el principio de razón suficiente y el de lo mejor posible ¿lo hace en estos nuevos escritos?

R: En estas notas de trabajo hay el comienzo de ese libro, dos páginas donde dice lo que sería el segundo volumen, que tendría dos capítulos, uno sobre el principio de razón suficiente y otro sobre el principio de lo mejor. Pero en este libro se publica también la conferencia Del optimismo en Leibniz, que habla del principio de lo mejor. En el libro que publicó él, el principio de razón suficiente prácticamente no aparece, pero hay al menos 30 notas sobre el principio de razón suficiente. Sobre el principio de lo mejor hay bastante más. Esta nueva edición permite pronosticar por dónde hubiera llegado Ortega a escribir esos dos libros que no pudo hacer por problemas de salud.

P: ¿Por qué afirma que lo busca Ortega es una “teoría de la ciencia” y no una teoría deductiva?

R: El canon de una teoría deductiva son los elementos de Euclides, y esto se vino abajo a finales del siglo XIX. Ortega vio que la teoría deductiva euclidiana no tenía validez en la ciencia del siglo XX. En cambio, las propuestas de Leibniz encajaban mucho mejor, su consecuencialismo. Ortega ve que en Leibniz está ya esa idea de que esta teoría no vale. Es consciente de que ha habido una gran crisis en la teoría deductiva, tanto en física como en matemáticas, y ve en Leibniz al autor clásico, al filósofo que ya había pensado estas cuestiones. Este es un poco el motor de la búsqueda de Ortega y ese es el libro que pretende escribir, por eso el título Evolución de la teoría deductiva.

P: ¿Cuál es la concepción que tiene Ortega de la realidad, frente a la que tiene Leibniz?

R: Ortega es un realista, pero Leibniz era un fenomenalista, decía que lo que llamamos realidad son fenómenos: los científicos estudian fenómenos físicos, químicos, atmosféricos, cósmicos o fenómenos en escala nanométrica. Pero el científico siempre accede al mundo fenoménico, a la realidad nunca. Mientras que Ortega estaba empeñado en acceder a la realidad, entonces ahí hay una diferencia entre Ortega y Leibniz. Para Leibniz la realidad son las mónadas, eso ya es metafísica, Ortega critica la teoría de la monadología, aunque dice que es una teoría brillante, pero critica la hipótesis de la armonía preestablecida. Hay una divergencia importante filosófica entre Ortega y Leibniz.

P: ¿Qué son las mónadas de Leibniz que menciona en el libro?

R: Me viene a la memoria una nota de trabajo memorable en donde Ortega dice “¡Ahí va, si entonces los principios son las mónadas!”, exactamente eso es Leibniz, para él los principios son infinitos y esto a Ortega le parece el colmo y dice algo así como: “¡admirable, sorprendente que haya un señor que haya dicho que hay infinitos principios en el mundo!”. Para entender lo que es una mónada lo mejor es pensar en las personas y animales. Leibniz afirmó que todo ser vivo tiene una mónada, tiene un organismo, un cuerpo, y la mónada subyace al cuerpo, es una entidad metafísica que subyace al cuerpo, y eso es lo real.

P: ¿Es esta obra uno de los mayores desafíos intelectuales de Ortega al confrontarse con Leibniz?

R: Desde luego que sí. Los orteguianos esperaban la gran obra de Ortega sobre el raciovitalismo y el racionalismo histórico, pero no la llegó a publicar nunca, e incluso muchos orteguianos pensaron que esta era la gran obra de Ortega desde ese punto de vista. Yo no estoy de acuerdo: esta obra es una obra básicamente sobre Leibniz, habla de la razón vital y la razón histórica pero no es el libro que Ortega quería escribir, sino que es un libro muy centrado en Leibniz que luego evoluciona hacia temas más orteguianos. Para mí es la obra de mayor envergadura. Desde luego esta es la más grande sin duda.

 

Fuente
Candela Jiménez / CSIC Comunicación